Vaya por delante que con esta crónica no voy a tratar de poner excusas sobre la marca o el rendimiento en la Media Maratón Tierra y Olivo 2012. Lo único que pretendo es aprender y con ello advertir a más de un compañero corredor popular que tenemos que tomarnos ciertas pruebas con "filosofía".
La mañana del domingo 11 de noviembre amanecía en principio soleado. Tras unos días de lluvia el sol se agradecía, la mañana se presentaba otoñal con una temperatura fria con más agrabada con el fuerte viento que soplaba del noroeste. El ambiente en el estadio Manuel Utrilla de Dos Hermanas sí que era cálido donde se agrutinaban atletas dispuestos a tomar la pista de atletismo, lugar éste donde de salida de esta consolidada prueba donde a las 10.00 horas se dió el pistoletazo de salida.
Puntualmente arranca la carrera con 1.600 corredores que inundan las calles y avenidas de color. Durante los primeros kilómetros me siento muy bien, con las piernas muy hábil, pero llegando al kilómetro siete, mi cuerpo da señales inequivoca que el ritmo que llevaba no corresponde con mi condición física actual. En el mismo punto kilométrico coincide con el tramo de la avenida de la zona de entre núcleo que conduce a Montequinto con una constante y larga subida, añadida con un viento frio de cara que era inaguantable.
En ese instante adapto el ritmo al momento que estoy pasando y soy alcanzado por corredores que venían detrás mía. Una vez que llegamos a Montequinto, hacemos un grupo de 5-6 corredores que lo conservamos hasta el kilómetro doce aproximadamente. Esos kilómetros me sentí muy bien y fuí recuperando poco a poco. Pero esa es la llamada mejoría de la muerte me avisaba para lo que quedaba. Una vez que salimos de Montequinto y por la avenida del Hipódromo de regreso a Dos Hermanas, la carretera pica cuesta abajo y hasta me costaba mucho trabajo mantener un zancada uniforme en ese terreno. Las alarmas se encienden y a unos cinco kilómetros aproximadamente de meta, las zancadas eran cada vez más cortas y cada vez me costaba más trabajo despegar los pies del suelo.
En este punto de la carrera soy consciente de ello, pienso en "nadar para llegar a la orilla". He ido marcando parciales negativo de casi un minuto de diferencia por kilómetro Es decir, empiezo rodando a casi 4.50 minutos el kilómetro para terminar a 5.55 minutos el kilómetro. Poco a poco entramos en el centro de Dos Hermanas y con apenas dos kilómetros a meta, acompañado de un grupito entramos en el estadio Manuel Utrilla donde paro el crono en 2 horas 55 minutos. Desastre!!!!
Sentimiento de descontento con respeto a la marca es lo que tengo nada más que cruzo la meta, porque reconozco que no afronté los primeros kilómetros con la sangres fría aconsejable para ello, porque me dejé llevar por los demás atletas saliendo muy adelantado del grupo.
Por mucho que escuchemos consejos, que leamos instrucciones de grandes campeones o de entrenadores, siempre podemos cometer errores. Es lógico porque aprendemos de ellos cuando lo sufrimos en nuestro propio cuerpo y sobre todo cuando nuestra actitud en carrera resulta ser competitiva.
La sensación que tengo es que podía haber acabado mucho mejor, por debajo de las dos horas que era mi objetivo después de cuatro años sin correr una media maratón y con marca de 00.50.00 en 10.000 mts.
Por otra parte no voy a negar que haya disfrutado, es es mi objetivo principal en toda prueba que participo y así ha sido, desde que llego a la línea de salida, hasta que me marcho de la meta, disfruto de todo el ambiente que rodea a las carreras.
En resumen, tenemos que tener mente fría, saber nuestras posibilidades y ser por tanto realista. Ir siempre de menos a mas y sobre todo y reitero, disfrutar al máximo. Ahora me toca recuperar y tras unos días de descanso retomar los entrenamientos, ir día a día y mi próximo reto, si es posible, será la Media Maratón de La Cartuja. Hasta entonces tendré mucho que contar.
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